La jornada celebrada el 21 de septiembre en Bilbao y organizada en cooperación por APTES, PR4 Tecnología Social, Lotura e Ideable, tenía como objetivo compartir experiencias en la digitalización de organizaciones del Tercer Sector Social. Un sector que acompaña a personas dependientes, emplean y forman a personas con discapacidad, apoyan a colectivos que, de otra forma, estarían solos o desarrollan estrategias para que familias e individuos en exclusión no se queden atrás. En definitiva, diverso en propósito, en tamaño y en necesidades tecnológicas, que emplea a 40.000 personas en 3.958 organizaciones, mueve 158.000 voluntarias y supone un 2,3% del PIB de Euskadi.
Leyre Madariaga, Directora de Transformación Digital y Emprendimiento del Gobierno Vasco, presentó la “Estrategia para la transformación digital de Euskadi 2025” en torno a la conectividad, consolidación de infraestructuras y capacitación en competencias digitales. Una estrategia de la que el Tercer Sector Social debe formar parte a nivel institucional y organizativo.
Lucia Merino, Coordinadora del Observatorio Vasco del Tercer Sector Social, reconocía que el desarrollo tecnológico avanza rápido y el Tercer Sector no puede quedar desconectado. Presentó datos reveladores del diagnóstico “La situación del Tercer Sector Social de Euskadi ante el reto de la transformación digital”, en donde se recoge que tan solo un 6% de las entidades cuentan con una estrategia digital, el 20% han iniciado ciertas acciones y un 52% no han iniciado este camino.
Desde APTES, Adriana Martínez, junto a Santi Pisonero, de PR4 tecnología social, se presentó el Marco para la Transformación en la Era Digital del Tercer Sector Social y compartieron las dimensiones sobre las que poner foco y las preguntas clave asociadas para ordenar una reflexión que cada entidad debe realizar y que sirva para adoptar soluciones de la era digital y agilizar los procesos, identificar nuevos servicios o mejorar los actuales, sin perder nunca de vista la Misión y los Valores a los que queremos dar respuesta.
La jornada contó con dos mesas de reflexión. La primera, compuesta por organizaciones consideradas grandes por su estructura de personas: Agintzari, Gureak y Grupo SSI. De ella se identificaron claves para iniciar el camino hacia una digitalización útil. La necesidad de un liderazgo digital: una persona con conocimiento tecnológico y pedagógico. “Este perfil es capaz de hacer de puente entre proveedores externos y capacitar al personal interno que suele ser reticente a la adaptación de tecnología”. La inversión en dispositivos y crear entornos digitales seguros: seguridad de los datos y la explotación de los mismos es de vital importancia. La necesidad de que las Administraciones Públicas, que son sus clientes, reconozcan la innovación y se valore a quienes la proponen en sus ofertas, yendo más allá de los criterios económicos. La oportunidad de llevar a cabo proyectos pequeños y escalables para evitar la frustración y reticencia al cambio.
En la mesa de organizaciones pequeñas, Nagusilan y Bizitegi, se planteaba la realidad de un tercer sector social caracterizado por el voluntariado que suele gestionar la organización hasta que su crecimiento hace que sea necesario profesionalizarla. Nagusilan compartía su reflexión sobre el paso previo a la digitalización, que es la estandarización de procesos. Algo compartido por Bizitegi, que hacía referencia a la necesidad de lograr un «orden» en la documentación. Estas entidades también ponían foco en la exigencia de las Administraciones Públicas para el uso de la firma digital o la presentación telemática de ayudas, y sin embargo, no hay líneas establecidas de apoyo financiero para la digitalización (compra de dispositivos o desarrollo de herramientas software), y se necesita contar con fondos propios para hacerlo.